Principales flujos migratorios a finales del siglo XX y principios del siglo XXI

Hasta el siglo XIX, la mayoría de los fenómenos migratorios se pueden englobar en el llamado “éxodo rural”: que es el desplazamiento masivo de habitantes desde el medio rural al urbano. Este tipo de migración, así como la migración desde Europa hacia América y Australia suponen los mayores movimientos migratorios recientes de Occidente.

A lo largo del siglo XX sí se ha dado una mayor movilidad geográfica a nivel mundial: las grandes guerras (I y II Guerra Mundial; la Guerra Civil española; las descolonización de África y Asia, la guerra de los Balcanes; la guerra de los Grandes Lagos, etc. han provocado el desplazamiento de miles de personas de sus países de origen en la búsqueda de la seguridad para vivir.

Las hambrunas originadas en las posguerras, las malas condiciones de vida, la falta de trabajos remunerados, las sequías, la inseguridad ciudadana, las catástrofes naturales, podrían enumerarse como los principales factores que obligan a la gente a emigrar.

En España, particularmente en el último siglo, hemos asistido a un proceso migratorio con altibajos. Durante el siglo XIX, la emigración existente en el país se hacía desde las zonas rurales hacia los núcleos urbanos del país. O bien hacia las colonias que tenía España entonces: Cuba, Filipinas o Guinea Ecuatorial, por ejemplo. Tras la Guerra Civil (1936-1939), muchos españoles y españolas emigraron a México, Venezuela, Francia, Alemania, buscando mejores condiciones de vida que las que dejaban atrás. A partir de los años 80 España pasó a ser un país emisor a ser receptor de inmigrantes. Las oportunidades que se daban de empleo y las condiciones de seguridad del país invitaban a venir a personas de distintos países, entre lo que se destacan a Rumanía, Ecuador, Marruecos, Perú, Colombia; entre los países como un mayor número de personas residentes en España.

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