El último hipocampo del Mar Menor será scout si no hacemos algo

Yo sé lo que es un hipocampo por los scouts. Lo aprendí en una yincana de lobatos. Antes a éstos los llamaba “caballitos de mar”, a secas, aunque sé que van siempre mojados (los hipocampos, los scouts normalmente no).

Os preguntaréis algunos qué tiene que ver el tocino con la velocidad, los scouts y el hipocampo. Es muy fácil, os pongo en antecedentes. Seguramente sabréis dónde está el Mar Menor: en esa parte de España del sureste llamada Región de Murcia de la que tantos chistes se hacen en los últimos años, pero hoy no hay chiste que valga. 

Algunos no sabréis que el Mar Menor es la mayor albufera o laguna salada de Europa, por eso escribo “Mar” con mayúsculas, aunque la RAE diga que no. Sus especiales características ecológicas y naturales hacen del Mar Menor un paraje natural único no solo para veranear, como algunos y algunas habréis disfrutado en La Manga del Mar Menor, que es una franja de tierra que lo separa del mar mayor, el Mediterráneo, de esa laguna que ahora se muere y que nos ocupa. 

El pasado 30 de octubre 55.000 personas se echaron a las calles de Cartagena a manifestarse porque el Mar Menor es un enfermo en estado crítico. El eslogan #SOSMarMenor se lleva lanzando años pero todos los actores que podían hacer algo han hecho odios sordos pese a los avisos de asociaciones ecologistas como ANSE y el propio gremio de pescadores.

A esa manifestación se sumó la Federación Scout de Exploradores de Murcia a propuesta de los grupos scouts de Cartagena tras comprobar que la convocatoria no tenía signo partidista. Cientos de scouts llegados de todas partes de la región nos manifestamos junto a los hermanos y hermanas scouts de Cartagena, representando no solo a 4.500 scouts de nuestra Organziación Federada sino a los de toda Scouts de España, a los de toda la Federación de Escultismo de España (FEE) y a los más de 50 millones que sabiendo lo que ocurre gritarían como nosotros: “¡Los Scouts con el Mar Menor!”.

Los miles de peces muertos que aparecieron hace unas semanas en las orillas también lo hicieron, agonizando muchos por falta de oxígeno, en los informativos de las televisiones de toda España. Decían que era la consecuencia, primero, de un vertido de un tanque de tormenta y luego por causa de la DANA y los arrastres de sedimentos, pero no. Ocurre que, como en otros lugares, lo primero no es la naturaleza y el equilibrio. 

Durante décadas (años 50 a mediados de los 80), en la dictadura y con intereses empresariales cercanos a ésta, el Mar Menor soportó vertidos directos en la Bahía de Portman, siendo un  vertedero de estériles y residuos tóxicos de metales pesados contaminantes de la minería a cielo abierto hasta que Greenpeace se movilizó y comenzó la concienciación de que el mar no es un vertedero. Hoy, sin actividad minera, siguen las escorrentías de los metales pesados de las minas y zonas donde se abandonaban los estériles y a la espera de una reparación medioambiental de la zona.

Paralelo a esto, el desarrollismo franquista en torno al turismo de sol promovió un desarrollo urbano desaforado -incluida la especulación urbanística- y que derivó en emisarios que arrojaban aguas residuales sin tratar. Todavía hoy, con directivas europeas medioambientales restrictivas, sigue ocurriendo.

He querido dejar por último a la agricultura intensiva desmesurada, porque la Región de Murcia es la huerta de Europa. Pero, ¿a qué coste? Al de todo vale: nitratos y fosfatos llegan al agua y convierten al Mar Menor en la olla gigante de verde sopa de clorofila (ahora entiendo a la Mafalda de Quino que odiaba la sopa y la necesidad del consumo local y productos ecológicos) por el aumento de nutrientes y que impide que llegue la luz solar a los fondos, haciendo que muera la flora marina. En 2016 se dio el episodio mayor de eutrofización de sus aguas y  ahora está nuevamente a punto de ebullición la sopa. La agricultura de hace varias décadas con la intensiva actual esquilma el agua subterránea mediante pozos ilegales, se instalan desalobradoras para estos pozos que extraen aguas de poca calidad y que generan al desalinizar  salmuera que se arrojaba a través de ramblas al Mar Menor. 

                              Foto: Exploradores de Murcia

 

Es triste que fauna y flora marina desaparezcan, que muera un mar, que desaparezca el paisaje de varias generaciones y nada se conserve. El caballito de mar es solo uno más de los seres afectados. Su imagen de un nadar que ensimisma y de una evocación a las fábulas marinas en las que socorrían a los náufragos o estaban al servicio del mismo Poseidón, si no se remedia, desaparecerá como tras el sobresalto de la pesadilla pero simbolizará la muerte del Mar Menor.

Mientas, un grupo de Exploradores de Murcia, que hasta ahora era el San Javier- 503 de San Pedro del Pinatar, un pueblecito que ha crecido al son que marcaba su agricultura, su pesca, su turismo… ha dado el paso de reconvertirse, tras años de actividad magnífica de escultismo, en grupo de scout marinos tras el acuerdo de la última asamblea de Scouts de España; porque si antes ya estaban apegados al mar, ahora son parte de él. Son caballitos de mar…scout. ¿Los últimos? Esperemos que no y que el Hipocampo-503 pueda desarrollar su escultismo marino en un Mar Menor azul, lleno de vida.

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