Es curiosa la expresión: «Le das la mano y te coge el brazo». El planeta nos dio vida, alimento, agua, armonía, árboles y mar, águilas y caballitos de mar. Es infinita la cantidad en forma abstracta y concreta de elementos que nos ha dado la Tierra y es también asombrosa la manera en que hemos ido destruyendo todas y cada una de estas cosas, por tener siempre más y más sin importar a quienes perjudicáramos por el camino, incluso si era nuestra mismísima fuente de vida. En fin, aspirábamos a buscar la existencia en otros planetas sin darnos cuenta de que si cuidáramos el que tenemos esto no sería necesario. Pero así es el egoísmo y la voracidad del humano, que cree tener el derecho de derruir todo a su paso.

Solo el 5% de nuestros océanos están explorados, y antes de descubrir más ya los estamos aniquilando. ¿Cómo? Con ese plástico de las galletas que tiras al suelo porque por uno no pasa nada y además tú siempre reciclas; por ese amigo que dejó la basura en la playa y al que no llamaste la atención cuando, total, no voy a estar molestando siempre con lo mismo; o simplemente cuando decidiste que era divertido mandar un mensaje en una botella, y siento estropear la ilusión pero eso no le llega a otra persona sino que permanece en nuestros mares más de 1.000 años. Y reitero: solo conocemos el 5% de la superficie marina. ¿Qué seremos capaces de hacer con el 95% que nos queda?  ¿Buscar sirenas y exponerlas en museos? O no tan utópico: ¿saquear fuentes de recursos en los fondos marinos? Porque a los humanos nos pertenece el planeta.

Sin embargo la situación no debe continuar así. Como dijo el fundador del Movimiento Scout, Baden-Powell, y que es nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos scouts, es dejar el mundo en mejores condiciones de como lo encontramos. Y aplica tanto a bosques como ríos, aire y océanos, que le aportan la supervivencia a miles de especies.

Los ODS 14 y 15 se centran en la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres y en el uso sostenible de estos recursos

Hay una pardela que todas las noches, cuando el pueblo duerme, baja al mar desde su nido para cazar unos cuantos peces, y así poder sobrevivir. Pero en una de esas cazas, la pardela coge una bolsa de plástico, se enreda en ella, lo que le impide volar, haciendo esto que caiga como un torpedo y acabando con su vida. El mar ya no sirve para sobrevivir.

Y hay otro caso, entre muchos: el del delfín que va a salir a respirar (qué bonito es oír a este animal hacer ese ruido tan característico que casi nadie sabe imitar), pero antes de lograrlo se enrolla en unas redes de pesca que unos marineros tiraron años atrás. El delfín sigue sin salir a tomar aire y, si está mucho tiempo debajo del agua, morirá asfixiado. Otra vez más el mar, ya no sirve para sobrevivir.

Siempre se dijo que cada persona es distinta y creo que en el Escultismo se educa firmemente en la idea de forjar personas y personalidades diferentes pero con un bien común, que es crear y creer en un mundo mejor. Puede sonar utópico, ese de un planeta en mejores condiciones de como lo encontramos, ¿pero acaso las ganas y la lucha no han cambiado el mundo más de una vez? Pues es el momento de demostrar que es posible, porque la Tierra no puede esperar ni un minuto más.

Algunas lecturas:

*Las fotos con las que ilustramos esta noticia son de la fotógrafa (y activista) Mandy Barker, que recoge plástico en playas y luego fotografía los hallazgos.




Datos que debemos tener presentes


  • Cada año, el mundo usa 500 mil millones de bolsas de plástico
  • Cada año, al menos 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, el equivalente a la descarga de un camión de basura cada minuto.
  • En la última década, producimos más plástico que en todo el siglo pasado.
  • 50% del plástico que usamos es de un solo uso o desechable.
  • Compramos 1 millón de botellas de plástico por minuto.
  • El plástico constituye el 10% de todos los residuos que generamos.

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