El lazo dorado

Hoy aprendí una nueva palabra. Me la enseñó un señor de bata blanca. Yo sostenía a mi oso de peluche mientras el señor hablaba con mi familia. Dicen que es un médico y que me va a cuidar mucho. También, que voy a tener que visitarlo una vez cada 15 días. ¿La palabra? Ah, sí, leucemia. Me suena rara, graciosa incluso. Me dicen que es un tipo de cáncer, específicamente la que afecta a la sangre.

Fuimos con mi familia a un lugar muy grande, y me dejaron llevar a mi oso de peluche. Aquí, una amable señora de lentes rojos me hizo unas preguntas, como mi nombre y mi edad. Me preguntó qué me gusta hacer en mi tiempo libre y que me gusta más en el cole. La señora es oncóloga. Ella se encarga de tratar el cáncer que tengo. Me dijo que era muy valiente por estar ahí y que seguro voy a dar buena lucha. ¿Luchar? ¿Contra qué? Me contó que me van a sentar en un sillón muy cómodo y que me van a tener que pinchar el brazo con una aguja muy grande. ¡No quiero! ¡No quiero que me pinchen! Familia, por favor, me quiero ir. No me gustan las agujas. Un señor con cara de buen hombre me explica que esa aguja va a llevar remedios a mi cuerpo, que va a ser más rápido para curarme que a través de mi boca si los tuviera que tragar. El señor es enfermero pediátrico. Me muestra la aguja y, aunque tengo miedo, el señor con cara de buen hombre también me dijo que soy valiente, así que me animo a que me pinchen.

Otra vez vinimos al lugar de los sillones grandes. Siento el cansancio en mi cuerpo. A veces duermo mucho y aún así tengo sueño. Quiero entrar con mi oso de peluche, lo llevo a todos lados. Pero la señora de lentes me dice que hoy mi oso no puede entrar, porque no voy al sillón grande y cómodo, sino que me van a llevar a una cama, toda para mí. ¿Por qué? Yo quiero ir al sillón. Pero mi familia me dice que a cambio del oso, puedo llevar la tablet para ver dibujos animados. Eso está bien. Me gustan los dibujos animados.

 

¿Dónde está el sillón grande? Ya no quiero estar en la cama. No me parece cómoda. Además, tengo agujas en ambos brazos. ¿Por qué? Extraño a mi oso de peluche. Mi familia dice que ya no lo puedo tener conmigo, porque está sucio. Les dije que lo pongan en la lavadora, pero dicen que así tampoco puede ser. Estoy triste. Tampoco puedo ver dibujos animados en la tablet. Me dijeron que es porque puede tener bacterias de las manos. ¿Y si me las lavo, la puedo usar? Tengo tanto sueño.

Me desperté con el murmullo de mi familia hablando. Creo que hablan bajito porque no me quieren molestar. Escucho que dicen muchas cosas, como quimioterapia, rayos, adriamicina… No entiendo mucho, pero escuché otra palabra nueva. Me… metas… ¡metástasis! ¡Parece una mala palabra! El señor de la bata blanca le cuenta a mi familia cómo va mi progreso. ¿Dónde está mi oso de peluche?

Llevo mucho tiempo en el hospital. Extraño mi casa, mi cama, extraño a mis amigos. Mi familia parece que también está muy cansada, pero siempre están conmigo. Entre todos se van turnando para que siempre alguien esté disponible para mí. Que amables que son. Les quiero mucho.

¿Y ese ruido? Alguien se ríe. Abro los ojos lentamente y me encuentro a un miembro de mi familia riendo. Sostiene la tablet y mira dibujos animados. Cuando se da cuenta que desperté, me la pasa. ¿No me tengo que lavar las manos para usarla? ¡Que divertidos que son los dibujos animados! No recuerdo cuando me reí tanto y el cuerpo me duele de tantas carcajadas.

Unos días después, durante el desayuno, mi familia entra a mi habitación con mi oso de peluche. ¡Cuánto lo extrañaba! Lo abrazo muy fuerte y huelo su piel de peluche. Está limpia y perfumada. Mi familia sonríe mucho y tienen lágrimas en los ojos. No entiendo, ¿están tristes o felices? El señor de la bata blanca entra a mi habitación con la señora de los lentes rojos y le dice a mi familia una nueva palabra: «remisión». Me suena tan importante esa palabra. ¡»Remisión»! Mi familia llora mucho. Sigo sin entender. ¿Están tristes o felices? La señora de los lentes rojos me dice que pronto podré irme a casa. ¡He vencido al cáncer!

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El 15 de febrero se celebra el Día Internacional del Cáncer Infantil, que «tiene como objetivo sensibilizar y concienciar sobre la importancia de los desafíos a los que se enfrentan los niños y adolescentes y sus familias, así como de la necesidad de que todos los niños, en cualquier lugar del mundo, tengan acceso a un diagnóstico y tratamiento preciso y a tiempo» (Wikipedia).

 

El lazo dorado es el símbolo que representa a los pacientes de cáncer más jóvenes de todo el mundo. El color dorado honra su valentía en la lucha contra el cáncer infantil y adolescente, representando la esperanza – Gaceta Médica

 

Este 15 de febrero únete a todas las niñas, niños y adolescentes, y sus familias, en esta campaña y lleva tu #LazoDorado.

 

 

Fuentes:

 

 

 

 

 

 

 

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