En el año 2030 tenemos que llegar al nivel cero de pobreza en el mundo. Faltan apenas diez años y hay 1.300 millones de personas pobres en el planeta. Muchas carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tenemos que ponernos manos a la obra y cambiar esa situación.

Debemos tener en cuenta que la pobreza es mucho más que la falta de ingresos (económicos): es la carencia de las capacidades básicas para vivir con dignidad. Es un problema de derechos humanos urgente y, a la vez, causa y consecuencia de violaciones de los derechos humanos, pues se caracteriza por vulneraciones múltiples e interrelacionadas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, y las personas que viven en ella se ven expuestas regularmente a la denegación de su dignidad e igualdad. Reducir la pobreza y erradicarla es por tanto una obligación de todas las sociedades. El 17 de octubre es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, y en él que recordamos, sin olvidarlo el resto del año, que es una lucha básica; cuando la ganemos, habremos cumplido con el ODS 1 y repercutirá en muchos otros, como en educación de calidad (ODS 4) y hambre cero (ODS 2).

Este año la celebración se centra en actuar conjuntamente para empoderar a niñas y niños, sus familias y comunidades para eliminar la pobreza, en el marco del 30º aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia.

¿Por qué la infancia es clave?

Las personas menores de 16 años tienen más del doble de probabilidades que las adultos de vivir en la pobreza extrema. Esta condena a muchas a una situación de desventaja de por vida y perpetúa una transferencia intergeneracional de privaciones. Además, vivirán con las consecuencias devastadoras del cambio climático si no nos fijamos objetivos más ambiciosos ahora.

Las niñas están particularmente expuestas al riesgo, ya sea en las zonas de conflicto o en el ciberespacio, sometidas al trabajo forzoso o a la explotación sexual, pero también son una fuerza para el cambio. Por cada año que una niña permanece en la escuela, aumenta el promedio de ingresos que recibirá a lo largo de su vida y disminuyen sus probabilidades de casarse a una edad temprana; esto supone grandes ventajas para la salud y la educación de sus descendientes y significa que es un factor esencial para poner fin al ciclo de la pobreza.

Una de las claves para acabar con la pobreza infantil es hacer frente a la pobreza en el hogar, que suele ser donde se origina. Aunque el acceso a servicios sociales de calidad debe ser una prioridad, actualmente casi dos tercios de las y los menores carecen de protección social en el mundo. También son indispensables las políticas orientadas a la familia, incluidas las modalidades de trabajo flexible, la licencia parental y el apoyo para el cuidado de los niños.

Tanto la Encuesta de Condiciones de Vida 2018 como el informe FOESSA coinciden en que estamos ante una juvenilización de la pobreza, con un claro empeoramiento de la situación de los jóvenes emancipados. La tasa de riesgo de pobreza de la población entre 16 y 29 años se sitúa en el 28,3%, con estos datos se convierten en el segundo grupo más vulnerable a la pobreza.

¿Las causas? El desempleo juvenil, las dificultades para la entrada en el mercado de trabajo con un sueldo digno o el incremento de los precios de la vivienda, se encuentran entre las más comunes.

Desde Scouts for SDGs proponen tres actividades en torno al ODS 1 para concienciar al grupo scout sobre lo que es la pobreza. Una de ellas es pasar una noche al raso refugiadas o refugiados entre cartones. Poco atractivo, ¿verdad? Solo pensar en ponerse en los zapatos de alguien que tiene que dormir en la calle, y más ahora que empiezan las noches frías, nos da una idea de cómo es la situación de las más de 8.000 personas, de las 31.000 sin hogar, que duermen al raso cada noche (según datos de la Fundación Rais).

También sugieren hablar de qué es la pobreza en el grupo y averiguar entre todas y todos qué se puede hacer para contribuir a erradicarla. ¿Qué otras ideas se te ocurren? Recuerda que son propuestas para todo el año, no solo para el día señalado.

Mientras tanto, busca las actividades por la Semana contra la Pobreza más cercanas a tu lugar de residencia, ¡y participa!

Fuentes: Naciones Unidas, Save the Children, Fundación RAIS