Día de la Madre Tierra

Toda individualidad forma parte de un conjunto. Cada individuo formamos parte de una sociedad, una cultura, una población. Cada provincia,  forma parte de una comunidad, que a su vez es  agrupada en una nación, y así sucesivamente. Todo lo que está a nuestro alrededor forma parte de un ente, del planeta Tierra. Durante siglos la Tierra fue considerada un milagro, se le rezaba a los dioses para que dejarán caer unas gotas de lluvia sobre los cultivos, se alababa por un rayo de sol y se procreaba con el fin de que la descendencia trabajara los arados. Se dio por hecho lo que teníamos, se olvidó el significado de la naturaleza, y fue así como el progreso dejó de pensar en los árboles y los corales para poner a las fábricas y el consumismo en el más alto de los pedestales.

Y es el olvido lo que hizo crear la importancia. Ocurrió el 22 de abril de 1970 la primera manifestación por la Tierra, promovida por el senador y activista ambiental Gaylord Nelson. Tuvo tal impacto en Estados Unidos que se creó la Agencia de Protección Ambiental y dos años más tarde tuvo lugar la que conocemos hoy en día como La Cumbre de la Tierra. De esta manera el 22 de abril quedó proclamado como el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha para crear conciencia sobre la contaminación, la conservación de la biodiversidad, en conclusión para acordarnos de proteger la Tierra, para reconocerla como nuestra madre y hogar.

Resulta irónico cómo hoy, 50 años más tarde, es la vez que más viva la notamos y la vez que menos la tocamos: oímos pájaros desde nuestros balcones, vemos el cielo de un azul como nunca antes hubiéramos imaginado y olemos aire, no polución. Según National Geographic, la crisis del COVID- 19 ha provocado la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, y por tanto esto ha mejorado de forma considerable graves problemas de salud a los que se enfrentaba la especie humana y animal.

Esta es una noticia muy importante; no obstante, el cambio climático sigue siendo un gran desafío y si no se toman las medidas adecuadas, todo lo que se ha avanzado habrá sido en vano:

• Si abrazamos el consumismo de manera masiva, solo crearemos un riesgo medio ambiental. Presionar los ecosistemas no es la manera de regresar a la normalidad.
• Debemos continuar con la concienciación y educación ambiental. Es importante la madurez como sociedad, la puesta en valor de servicios públicos y muestras de apoyo entre nosotros y a la Tierra.

Es decir, cuando un niño enferma, se le proporcionan antibióticos para que se cure. Cuando está en los últimos días de su recuperación, no se le quitan los medicamentos, porque entonces todos los días de recuperación no habrían servido. Es lo mismo con la Tierra: que esta esté mejorando no implica que no debamos seguir cuidándola. Porque si cada persona cuida su tierra en su rincón del planeta al final acabaremos creando una gran acción.

Recordemos así el día que hicimos nuestra promesa: nos comprometimos a cumplir fielmente la Ley Scout, una ley con diez artículos entre los cuales se encuentra al que más referencia se le hace hoy:

‘El scout ama y protege la naturaleza’

Es nuestra misión como habitantes de la Tierra, como scouts y como seres humanos querer cada pino, cada pez, cada coral e incluso cada grillo (aunque nos pueda incordiar a las 3 de la mañana en la caseta), que nos encontremos. Somos scouts y en nuestras manos está ‘Construir un mundo mejor’, ver las situaciones con una sonrisa, y si hay un ciempiés con 99 patas hacerle creer que tiene 101. Porque ser scout es proteger pero también es amar cada ser vivo que habita y vive. Como dijo Baden Powell: «Deja el mundo mejor de como lo encontraste».