Ayuda humanitaria como respuesta a las crisis migratorias

Las imágenes de miles de menores de edad y jóvenes cruzando a nado una de las fronteras más delicadas y desiguales del planeta, la de España y Marruecos en Ceuta, han marcado las portadas de varios medios internacionales. Detrás de estas imágenes se encuentran miles de historias de vida, buena parte de ellas, de niños, niñas y jóvenes, menores no acompañados que buscan rehacer sus vidas de manera digna en el territorio de acogida.

Ceuta ha vivido una llegada masiva de personas sin precedentes a una ciudad de 85.000 habitantes que se despertó la mañana del martes 18 de mayo con los sonidos de helicópteros sin saber muy bien qué estaba sucediendo. Cuando la población vió la realidad que le rodeaba, la primera reacción fue de miedo ya que no sabían a que se debía esta oleada sin precedentes. Este sentimiento se entremezcló y empañó con la pena de ver cómo millares de personas escapaban a la búsqueda de un futuro, y con la rabia y la impotencia de quien se ve inmerso en una situación que escapa a su control. Sin embargo, son innumerables los relatos que describen cómo la población ceutí ha sido capaz de dejar todas esas emociones aparcadas y ha dado paso a la solidaridad tendiendo una mano en la media que le ha sido posible ante esta situación. Las más de 8.000 personas migrantes que entraron en España en 48 horas por la playa El Tarajal comenzaron a regresar a su país al día siguiente al ver que la esperanza por la que han arriesgado su vida era una expectativa que no se ha cumplido. De ellas, las menores de edad serán repartidas (previsiblemente) a centros de todas las comunidades autónomas.

Poniendo distancia con los conflictos políticos y las negociaciones diplomáticas, la realidad es que el número de personas afectadas por las crisis migratorias crece tanto por el aumento de la frecuencia de desastres naturales como por el agravamiento de crisis consolidadas y el surgimiento de nuevos conflictos.

Cada día, muchas personas toman la decisión de dejar sus casas, comunidades, hogares o países y, aunque este hecho hoy sea más visible que nunca debido al gran número de personas desplazadas, lleva muchos años ocurriendo. Quienes optan por salir de su lugar de origen, perseguidos o no, dejan atrás proyectos de vida y familiares pero traen consigo sus costumbres y sus conocimientos, experiencias profesionales y personales que pueden aportar al lugar al que se desplazan. Y, además, no podemos olvidarnos de que son personas y no objetos de cambio o de acuerdos políticos.

 

Associated Press

La comunidad internacional interviene para velar por que esos derechos sean respetados

Compartimos este mundo y también la responsabilidad de preservar el lugar en el que queremos vivir, incluyendo la responsabilidad de proteger los derechos humanos y la libertad de los demás seres humanos, no solo la propia. Buscar una respuesta a la grave situación de estas personas es una oportunidad para marcar la diferencia para nuestra generación y las futuras. La respuesta global que demos marcará ese futuro.

 

Trabajamos para que nuestra infancia, adolescencia y juventud empaticen y se pongan en la piel de las personas que ha tenido que huir de su hogar

Scouts de España ante la crisis migratoria en Ceuta

Somos conscientes de que nuestra entidad no es una organización de ayuda humanitaria; sin embargo, como movimiento educativo nos manifestamos con solidaridad ante los problemas y privaciones de las personas y los pueblos, por lo que no podemos mantenernos al margen frente a las terribles crisis humanitarias que azotan a diferentes territorios y de las cuales hemos presenciado en los últimos años lamentablemente varios ejemplos.

Como entidad educativa trabajamos para que nuestra infancia, adolescencia y juventud empaticen y se pongan en la piel de las personas que han tenido que huir de su hogar. Además fomentamos la reflexión sobre cómo deberían ser las condiciones de acogida, la capacidad reflexiva y crítica sobre los motivos que llevan a una persona a emigrar o solicitar refugio en otro país, y conocer las consecuencias a nivel psicológico y social que tiene para una persona emigrar por motivos económicos, políticos o religiosos.

Nuestras actuaciones deben ser impulsadas por principios éticos y operativos entre los que, tradicionalmente, destacan la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia.

Además, Scouts de España se suma a las propuestas de varios códigos éticos en los que se ha venido trabajando desde el ámbito de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria:

  • Evitamos las imágenes catastróficas que incitan a la caridad en lugar de a la reflexión
  • Presentamos a las personas damnificadas como seres humanos, preservando su identidad cultural y su dignidad.
  • Presentamos su cultura/región/país como una palanca para el desarrollo de su propio pueblo
  • Destacamos la capacidad de la gente y los pueblos para tomar el control de su futuro
  • Evitamos toda clase de discriminación (racial, sexual, cultural, religiosa, socio-económica, etc.).

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